Antecedentes
Encontré
mi pasión por la animación de objetos cuando buscaba el pretexto para mi tesis
en la carrera de Artes Plásticas. Comencé con la idea de crear “pinturas en vivo
con objetos en movimiento” en un intento por fusionar dos procesos artísticos
que había desarrollado durante la carrera. Hasta ese momento hacía imágenes
bi-dimensionales (pinturas y grabados) que produjeran la sensación de
movimiento y objetos que invitaban al espectador a interactuar.
Improvisaba con
objetos que recogía de la basura y que encontraba en mi casa en un teatrino que
me regaló una tía. Creaba cuadros o juegos con los objetos interactuando entre
sí o con seres humanos y proyectando sombras de objetos y humanos sobre el
teatrino. Grabé las sesiones en video y después de cuatro meses de exploraciones
y pruebas, al ver las grabaciones una y otra vez, fui consciente de lo que
estaba haciendo. Eran títeres, y era lo que más disfrutaba hacer en la vida.
El payaso
apareció casi al mismo tiempo pero su revelación consciente fue más tardía.
Como director del grupo Man*cha Mano (ahora A-Garrapattta) creé cuatro obras
que incluía la interacción de los objetos animados con seres humanos (fueran sus
animadores u otros). Pero fueron cuatro años después de haber creado el grupo
con la llegada de un nuevo integrante, Camilo, que había recibido formación de
clown, que entendí que muchas de las interacciones planteadas en las obras eran
entre títeres y clowns.
Preámbulo
Me
interesé desde ese momento en investigar códigos y convenciones de cada
lenguaje para crear obras a partir de sus encuentros y desencuentros. Buscando
claridad frente al tema, decidí conversar con un títere cercano y con mi payaso
intentando sino encontrar respuestas, aclarar preguntas.
Escogí un títere
que tuviera posiciones fuertes sobre el tema y que para mí fuera un referente
en la historia del grupo. Escogí a la Cabeza Rosada, un títere director de
títeres, quien había dirigido la primera obra del grupo. Nos había dirigido a
todos: títeres, objetos, actores, técnicos y titiriteros. A la Cabeza Rosada le
encantó la idea. Me fue más difícil encontrar a mi payaso y a su vez convencerlo
para hacer el ejercicio, pues si no alegaba demencia, salía con el cuento de no
querer lidiar con el titiritero que compartía su mismo cuerpo.
Finalmente logré
concretar la cita entre los tres, el mismo día, a la misma hora y por diferente
canal. Después de varios episodios de asociaciones, disociaciones, espasmos y recuerdos
de esquizoide, llegamos los tres. A continuación están transcritos los mejores
apartes de la conversación que entre algunos tragos, miradas desbocadas y
pequeños brotes de discusión acalorada se desarrolló desde un absurdo sin
sentido hasta un absurdo sin cero.
Conversaciones entre un titiritero payaso animando un títere
Títere |
Payaso |
Titiritero |
Titiritero: (dirigiéndose al
títere) Recuerdo que mi encuentro con ustedes fue como un amor a primera vista.
Cabeza Rosada: Bueno, no sé que
pensar frente a eso. Cuando nos encontramos yo estaba en la basura, sin cuerpo
y oliendo a mierda…No sé cómo puede relacionarse eso con el amor.
Titiritero: …eh, si bueno…(dirigiéndose
al payaso) En cambio no recuerdo en qué
momento nos encontramos nosotros dos.
Payaso: ¿Estoy interrumpiendo
algo? Porque si quieren me puedo ir. No quiero incomodarlos…aunque pensándolo
bien…porque no me cuentan su historia de amor…
Cabeza Rosada: No está
interrumpiendo nada. Aquí solo hay una relación laboral.
Titiritero: Bueno, por favor no
nos desviemos del tema. ¿Qué creen ustedes que han compartido en escena durante
estos años?
Payaso: Las pulgas…
Cabeza Rosada: El público…
Payaso: El fracaso…
Cabeza Rosada: Las luces…
Payaso: La risa…
Cabeza Rosada: El pago…
Titiritero: No me han entendido…
Cabeza Rosada y Payaso: (a una
sola voz) Nunca lo hemos hecho, ni siquiera lo hemos intentado. ¡Eso es muy
aburrido!
Titiritero: Esta bien,
entiendo…quiero decir…bueno, reformularé la pregunta. ¿En qué momentos se
sienten a gusto el uno con el otro dentro y fuera del escenario? ¿Hay acaso
algo que comparten además de lo que han mencionado?
Los dos se quedan pensando. El
payaso cierra los ojos viajando a través de los recuerdos en el escenario. La
Cabeza Rosada no los cierra porque no puede hacerlo, pero igualmente viaja
hacia el pasado. Finalmente el Payaso abre los ojos con una nueva mirada.
Payaso: Mis mejores momentos en
el escenario han sido justo cuando a pesar de ser protagonista no tengo el
control de la escena.
Cabeza Rosada: ¡Es verdad, he
sentido lo mismo! Es un momento en el cual siento que algo me mueve, que algo
me anima. Pero al mismo tiempo es en ese momento cuando más me encuentro
conmigo mismo.
Payaso: Cuando alguien me mira y
encuentro su mirada con la mía.
Cabeza Rosada: Cuando miro a
alguien, y siento que está vivo conmigo.
Payaso: O cuando alguien se me
acerca y desea compartir el hecho de ser de carne y hueso, de recordar que
somos frágiles y tenemos sentimientos.
Cabeza Rosada: Yo no soy de carne
y hueso, pero también comparto mi vida frágil y llena de sentimientos con quien
cree que la tengo.
Titiritero: Estoy de acuerdo en
que cada uno tiene una carne propia y que con cada uno de ustedes mi propia
carne se transforma. Con el payaso mi piel desaparece y sin estar desnudo, me
siento en carne viva compartiendo mi esencia con quien quiera. Con el títere
siento en cambio que mi cuerpo se proyecta en otro cuerpo, y muchas veces me
siento protegido por el otro.
Cabeza Rosada: Bueno, nosotros
tenemos ese don. Protegemos la libertad de la humanidad. Recuperar canales de
expresión que entre humanos no logran mantener abiertos.
Payaso: Ese don, mantener los
canales de expresión sincera entre humanos, es el que nosotros tenemos.
Cabeza Rosada: Pero nosotros
somos más sinceros…
Titiritero: Tranquila, ambos tienen
razón…con ambos siento más fluidez para expresarme.
Cabeza Rosada: ¿Cómo será sin
nosotros?
Payaso: Es un desastre, un
fracaso total.
Titiritero: Recuerden que somos
uno.
Cabeza Rosada: No es cierto
pequeño actor del mundo. Yo dirijo y usted actúa.
Payaso: En cambio usted no actúa y yo aparezco.
Titiritero: Esta bien, tienen
razón una vez más. De verdad les agradezco su tiempo y su disposición para esta
franca charla.
Payaso: En lugar de agradecer,
¡no piense tanto y viva con alegría!
Titiritero: Bueno…yo…
Cabeza Rosada: Yo…yo…yo…siempre
creyendo ser el centro del universo…usted no es dios mi querido. Eso si, fue un
placer estar acá y poder compartir mi experiencia con ustedes.
Titiritero: …
Al
final, sumergido en un vaso de vino tinto me he emborrachado con títere y
payaso. Recordamos los viajes, las fiestas, los festivales, los públicos, las
mejores y peores funciones, los amigos y las amigas, los críticos y las
críticas, los compañeros y colegas. Amaneció ebrio de emoción, fundidos en una
sola energía cada uno regresó a su lugar.
Edgar Cárdenas
Director A-Garrapattta
2010
Publicado en http://elcachiporrazo.blogspot.com/ - Agosto 2010
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